RECUPERAR LA DIGNIDAD

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Categoría: Opinión

Publicado: Martes, 23 Enero 2018 11:31

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RECUPERAR LA DIGNIDAD

El Estado de Derecho ha quedado tan desprestigiado, a pesar de las apariencias y algunos encarcelamientos, que todavía se vislumbra la posibilidad de que un delincuente sea investido presidente de la Generalitat de Cataluña. A estas alturas del “procés”, la caricatura, la parodia, el circo mediático, el esperpento  escénico  y el desafío institucional siguen instalados en el Palament con impunidad escandalosa, a pesar del poder disuasorio, destructivo y ejemplarizante  que se le supone al artículo 155 de la Constitución y al Código Penal.

La candidatura sigue instalada en el paripé para cubrir las apariencias de un falso exilio y de unos inexistentes presos políticos, tensando la cuerda con mil maniobras políticas y el desafío  permanente al Gobierno. Pero como suele suceder, el delirio no viene solo, entre el oportunismo y la cobardía de los republicanos, las mil posturas de la oposición, la inconsistencia de la sociedad catalana que prefiere ir viviendo de la mentira, Cataluña continua asistiendo impasible al espectáculo de como se le escapa el futuro y las mejores esperanzas, sin que algo efectivo se esté haciendo por evitarlo.

Nada es descartable en este espectáculo de disfraces donde nadie se fía ni de su sombra. Incluidos los delirios y paranoias de Puigdemont, al que todos se aferran en el debate de cómo repartirse el botín, cuando hasta en su entorno más cercano lo dan por amortizado, incluido la Fiscalía advirtiendo que la inmunidad parlamentaria del expresidente no le impide poder entrar en prisión.  En mí existe la lógica duda: que si se activa la orden de extradición; que si ahora no conviene y se suspende la busca y captura... Tras la aplicación un poco “light” del 155, el independentismo catalán sigue en sus trece y estamos asistiendo al penoso espectáculo de que ya no es noticia en España el incumplimiento de la Constitución. El gran despliegue de policía y guardia civil enviados a Cataluña con una logística de campaña en tierra hostil, mermados de autoridad, alojamiento clandestino y una factura que supera los 87 millones de euros, lejos de impedir el referéndum ilegal, ha multiplicado sus efectos y consecuencias como estamos viendo. La hegemonía propagandística separatista ha logrado sesgar el debate y hacer valer su proyecto unitario en la más pura impunidad.

Tal es así que los escenarios que se contemplan son varios: como primera, la investidura de Poigdemont vía telemática, y una segunda ser investido  presencialmente a través de otra persona que lea su discurso en su nombre, lo que llevaría a la proclamación de Puigdemont como presidente investido de la Generalitat si se produce la propuesta de aceptación por parte del presidente de la Cámara, Roger Torrent, lo más probable en este juego de complicidades: o desafío permanente.  JpC y ERC tienen mayoría en el máximo órgano del Parlament y, por tanto, podrían dar luz verde a una investidura a distancia, o mediante la lectura del discurso y participación en el debate de otro diputado de su formación. En primera votación el candidato necesita 68 votos, en segunda solo necesita tener más votos a favor que en contra. De ahí la importancia de los ocho votos que suman los diputados presos y los huidos en Bruselas.

En definitiva, el plan es aguantar de farol  hasta el cambiazo (si fuera preciso) de Puigdemont por Junqueras en este juego trucado que practica Esquerra para seguir viviendo en la zona de confort, en su complejo de inferioridad respecto  a los convergentes, con Marta Rovira como testaferro. La única duda es si este juego de comodines será antes  después de la investidura. De cualquier manera se pondrán de acuerdo, no habrá necesidad de repetir las elecciones. Les interesa recobrar el poder y el dinero que lleva consigo. “Estos son mis principio, si no les gusta, tengo otros”.

El cuento de nunca acabar. Y el Gobierno chupando rueda, como casi siempre.

23 de enero 2017   

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