En la oscuridad del descampado, sin una mano amiga, sin un sabio consejo

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Categoría: Actualidad

Publicado: Lunes, 18 Abril 2016 19:05

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Mientras Sánchez apura hasta el último minuto. 

 El Rey convoca una nueva ronda de consultas con los partidos políticos. No parece muy probable un segundo intento de investidura una vez constatado el absoluto bloqueo de la situación política, y la experiencia anterior protagonizada por Pedro Sánchez.

Mucha claridad tendrían que aportar los contactos para que Don Felipe decida un nuevo voto de confianza. La disolución de las Cortes y la celebración de nuevos comicios podrían acelerarse antes del plazo legal. Ya han quedado las instituciones suficientemente desacreditadas con tanta escenificación estéril. El valor de los pactos ha demostrado ser muy poco fiable y tanto Rajoy como Sánchez,  Iglesias o Rivera, han dejado suficientemente claro su incapacidad para llegar a un acuerdo porque su ambición está por encima de los intereses de la nación, tanto los partidos que se autodenominan constitucionalistas como el que pretende hacerlo en nombre del pueblo oprimido. Se impone un pacto de caballeros para que gobierne el partido más  votado y que sean los ciudadanos los que decidan con su voto como debe ser la formación de gobierno y quien debe presidirlo, eliminando la posibilidad de alianzas anti natura que de ninguna manera se acercan a la voluntad del electorado.  

Con tanto paripé, intentos de pacto abortados antes de nacer, las culpas de unos y las disculpas de otros, se está perdiendo un tiempo que el país no se puede permitir.  Son muchos los retos que nos aguardan. No se trata solamente  de fortalecer la democracia sino de preservar la libertad, basta con ver como aflora la tentación de imponer un pensamiento único, la pretensión de intervenir en exceso desde el poder en nombre de supuestos valores como los que tuvieron lugar el 14 de abril, fecha del aniversario de la Segunda República, en la Comunidad Valenciana en varios ayuntamientos gobernados por los socialistas se colgaron banderas republicanas; En Alicante, sucedáneos de podemos exhibieron insignias tricolores; en Barcelona, la alcaldesa Ada Colau se ha propuesto quitar el nombre de “Juan Carlos I” de una plaza; en Esparraguera, un ayuntamiento gobernado por el Partido Socialista declara ”persona non grata” al Rey de España, Felipe VI, y en TV3 una periodista quemó en directo un ejemplar de la Constitución en el colmo del desafío. Y así podríamos seguir en este ridículo esperpento que nos sitúa en una siniestra utopía de populismo autoritario. Los deseos de manipular la democracia que les permite estar donde están, deja en evidencia a las altas instituciones del Estado que tienen la responsabilidad de evitar que este país  se convierta en una anarquía.   

  España no está para más intentos de desestabilización. No se  trata de  que la Fiscalía actúe por sistema, se trata de crear un clima de normalidad y respeto que impida que una minoría imponga su arbitrario criterio –con impunidad, les sale gratis-, sobre los que respetan la ley  y sí quiere a su nación. Situación impropia de una democracia consolidada que se degrada por la pérdida de los valores que sustentan su grandeza. Ante la frivolidad, ceguera e impotencia de los líderes actuales se hace necesario que seamos los españoles los que decidamos salir de este laberinto en que nos han metido. 

 A pesar de todo, sigue habiendo una gran mayoría de ciudadanos para quienes las preferencias políticas les pueden inclinar por un camino de confusión hasta alcanza una polémica interesante si atendemos a las reacciones que provoca el envoltorio; es el gran problema que hemos creado y tenemos que resolver: la consolidación de España en la Unión Europea y su vinculación al mundo libre; mantener el estado de bienestar con una sanidad universal de alta calidad; hacer frente, con firmeza, al desafío independentista. El terrorismo yihadista en amenaza permanente.  Entre otras cuestiones, especialmente la economía que requiere una planificación responsable para que la deuda pública no se convierta en inasumible;  una Ley de educación consensuada que permita el que podamos educar a nuestros hijos según nuestras convicciones- Y, sobre todo, avanzar mejorando lo que tenemos. Está claro que España no se puede permitir otro periodo de inestabilidad política, se impone la responsabilidad y altura de miras, con una fase de consenso que facilite la gobernabilidad del país. 

Y aun así, no parece que lo hayan entendido,  hay abundantes pruebas. La campaña electoral se ha puesto en marcha, contra todos parece ser la consigna, todo un circo, aunque el Rey ha querido darles otra oportunidad, más como trámite que por convencimiento. Esta última ronda de consulta se celebrará el 25 y el 26 de abril, seis días antes de que termine el plazo de convocatoria de nuevas elecciones fijada para el 2 de mayo para en caso de surgir un nuevo candidato  -poco probable, aunque no descartable-, pueda someterse a las dos votaciones de investidura que establece la Constitución con un plazo de 48 horas entre la primera y la segunda. 

Si hay elecciones, que parece que sí, el PP volvería a ganar porque la alternativa es inquietante, y podría gobernar con la ayuda de Ciudadanos que igualmente aumenta sus expectativas de voto. Con algún escaño de diferencia las encuestas vaticinan una situación similar por lo que Sánchez tendría que reconocer su segundo fracaso y permitir gobernar con su abstención, suponiendo que la ambición de poder y la lucha por los sillones impida la perseverancia, como la más vieja de las políticas, y se imponga el sentido común. 

Elblogdepacobanegas 18 de abril de 2016

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