Cambios para que todo siga igual
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- Categoría: Opinión
- Publicado: Domingo, 22 Mayo 2016 11:28
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La presunción de inocencia, las consecuencias de los hechos consumados, y las lamentaciones por no haber actuado sin complejos.
Podemos es un producto sintético minuciosamente elaborado con la intención de apropiarse de la izquierda aprovechando el descontento que se ha apoderado del electorado y blandiendo la bandera del yugo implacable de una política corrompida propia de padres desnaturalizados que, en el fondo, es lo que se deduce de la gestión que se practica.
No deja de ser preocupante que una buena porción de la clase media española, harta de los devaneos de la socialdemocracia, muestre su disposición a entregarse a un proyecto revolucionario cuya genealogía está llena de violencia. El populismo de izquierdas nada tiene que ver con el “izquierdismo de entreguerras”, está basado en el fascismo juvenil próximo al estalinismo, crecido en la parte más intelectual de la Universidad de la que se han apropiado a modo de laboratorio. Aleccionados en la práctica del chavismo venezolano –como botica experimental-, forma germinal donde acabaría por cristalizar su fascismo de izquierda radical formado por gente que nada tienen que perder en esta apuesta, y el reclutamiento de otros con credenciales que utilizan su descontento para redimir sus rencores apoyando un proyecto que al final les resultará infame, o les convertirá en comparsa. Las bandas populistas y fascistas salen siempre beneficiadas en las grandes pudriciones. Terminaran fagocitando a la izquierda total, ya lo han hecho con los viejos militantes comunistas que quedan en IU, y puede que hoy el favor más grande se lo estén haciendo quienes vocean el acuerdo de los televisivos Iglesias-Garzón como alianza de progreso. Los intentos patéticos de los socialistas por darles el abrazo del oso, la ambición desmedida de Pedro Sánchez y su alocada disposición, el desconcierto de las diversas facciones de partido que se adaptan a un lado y otro sin el menor criterio de utilidad, servirán en bandeja la oportunidad o el hecho consumado.
Las encuestas demoscópicas y los analistas políticos demuestran desconocer los anhelos de los votantes de Podemos, sujetas a criterios cambiantes y acomodaticios, influidos por la emoción del momento y alimentados por el voto del descontento, el voto útil, el mal menor, o cualquier otra ocurrencia. Los resultados están condicionados por una carga emocional que impide predecir el éxito o el fracaso de la formación morada, o teñida de roja dada la proximidad del pacto con IU. El pasado fin de semana, la montonera de izquierdas fracasó en parte al intentar apropiarse del 15 M usado como mito nacido en la Puerta del Sol, fundamental en la obra política propia en el que se engendró Podemos: el domingo por la noche Juan Carlos Monedero y su televisión de cabecera fueron abucheados por los mismos que entonces aplaudían lo que demuestra, junto a la circunstancia de escasa asistencia, que el engendro se les puede estar yendo de las manos.
Con todos los presuntos necesarios, y en espera de que alguien quiera desmentir lo publicado por los medios de comunicación, la creencia y el convencimiento está calando en la sociedad de forma progresiva. Que Podemos se ha financiado de forma ilegal es un hecho cada vez más evidente. No solo hay una extendida creencia de que se han estado financiando con ayudas de Venezuela e Irán, el periodismo de investigación está dando a conocer documentos que, incluso, ponen en evidencia a la Fiscalía y a la Justicia española que está actuando con una pasividad preocupante.
El reciente documento publicado por ABC, que a mi juicio resulta definitivo, refleja la declaración del exministro de Hugo Chávez, Rafael Isea, en el Consulado de España en Nueva York. En su declaración, fechada el pasado mes de abríl, Isea expone con precisión los procedimientos de pago que se siguieron para abonar a la fundación (CEPS) más de siete millones de euros, y menciona con nombre y apellido a Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y Jorge Vestrynge como personas para las que Hugo Chaves habría aprobado el pago. La financiación que recibió directamente la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales “think tank”: grupos de izquierdas trasformados posteriormente en el actual Podemos.
Lo que más sorprende de este asunto no es la pasividad de la Fiscalía ante un hecho de tanta relevancia y grave contenido, basado en un dinero ilegal orientado a intervenir políticamente en España, lo que deja estupefacto es que fuentes de la Moncloa no sientan vergüenza ajena, cierto rubor, y se muestren sorprendidos por la escasa o nula presión judicial a Podemos, pidiendo, en el colmo de la ingenuidad, que sus dirigentes expliquen sus fuentes de financiación y dejen de esconderse detrás de teorías conspirativas. El observador pasa del asombro a la hilaridad. Todavía no sabemos cómo se movieron esos millones entregados por el gobierno de Hugo Chávez, según el ministro responsable, pero es evidente que hay indicios suficientes como para que intervenga la justicia.
Estamos llegando a extremos de ridículo preocupante. Como es posible que el gobierno este ofreciendo una caricatura de tan bajo perfil. Como es posible que esta organización haya podido importar más de siete millones de euros, más de mil millones de las antiguas pesetas, sin que nadie, ni organismo, haya observado la más mínima sospecha ni detestado rastro alguno. A través de que Banco u organización financiera española se ha estado operando, o de qué forma se ha estado practicando el traslado de ese dinero, para que ningún organismo se haya sentido interesado por los movimientos financieros de esta fundación, o como le hayan querido llamar, siquiera por curiosidad, o extraña circunstancia sospechosa en el desenvolvimiento de esta fundación.
Se bendice de Podemos el mérito de haber evolucionado con tanto éxito y protagonismo en tan corto espacio de tiempo, cuando lo natural es preguntarse de donde ha salido la financiación que necesita una organización de este tipo para costear un proyecto de semejante envergadura en tiempo tan limitado. Teniendo en cuenta que ellos son agnósticos, no creen en los milagros, alguien tenía que haberse sentido interesado, como generalmente se hace con cualquier contribuyente –la mayoría mileurista-, al que se le practica una paralela por cualquier minucia acompañada de una desproporcionada multa.
Hay que recordar que estamos ante una organización en constante provocación, en permanente desafío al Estado, que apoya al separatismo, que no oculta sus intenciones de convertir España en un simulacro de Venezuela –el ejemplo a seguir, según Iglesias y Monedero, causa pavor por su tiranía, como estamos viendo-, un régimen totalitario que pretenden importar, utilizando para ello todos los mecanismos de nuestra democracia que les ha permitido estar participando de ella. No escatiman en medios para la organización y propósitos. Avanzan progresivamente en la conquista de las instituciones, no ocultan su desproporcionada ambición por llegar al poder, y todos sabemos que si lo consiguen nadie podrá desalojarlos, tienen probada capacidad para manipular los resortes de la Ley y la maquinaria del Estado y estar por encima del mal y del bien.
El gobierno tiene recursos y autoridad para investigar hasta sus últimas consecuencias la trayectoria presuntamente mafiosa que a partir de la información documentada ofrecida por el que fuera Ministro de Hugo Chávez se practicó en consulado de España en Nueva York, ante funcionarios policiales de la Unidad contra la Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) donde el declarante solicitó el reconocimiento de testigo protegido por miedo a las represalias del régimen chavista de Venezuela.
La organización de Pablo Iglesias y Monedero (CEPS) trabajó para el Chavismo hasta el año 2012, cuando ya tenían en marcha su proyecto político, convertido en Podemos en el registro como partido político en el año 2014. El propio Pablo Iglesias, entrevistado por Carlos Herrera en la COPE, al ser preguntado por el documento y los siete millones de euros, se limitó a un dubitativo “creo que no es cierto”. Incapaz de desmentir y explicar estas acusaciones, cada vez más evidentes, que van estrechando el cerco y confirman todos los extremos relativos a pagos multimillonarios del gobierno venezolano a su fundación. El populismo se defiende con habilidosas respuestas y atacando a la prensa que, en el fondo, es un aviso de las represalias posibles si llegan al poder, y suele remitirse a los tribunales cuando se ve requerido, saben que será difícil acusarles de financiación irregular porque el debate no es social sino político (ahí están todos implicados), y el rastro de dinero que nadie ha querido investigar, a pesar de que todas las estancias constituye una prueba política que identifica al partido morado como una franquicia boliviana.
Tiene serias posibilidades de llegar al gobierno y está intentando maquillar su radicalismo, se ha desprendido incluso de su proclamado parentesco con Syriza, otro fracaso manifiesto en Grecia, todos los proyectos similares al de podemos –Portugal, por ejemplo- han conducido al mismo fracaso, la del viejo comunismo de pasaporte falso que disimule su ruina y uno de los hándicap a las instituciones que actúan con debilidad ante estos hechos vergonzosos poniendo una vela a Dios y otra al diablo por lo que pueda ocurrir. Cuando es requerido para que explique su financiación, Pablo Iglesias responde con su argumento preferido, “todas las denuncias que se han puesto han sido archivadas por el Tribunal Supremo”. Pero no se querella contra los medios que lo acusa abiertamente, ni muestra documentos que desmientan. Los políticos disponen de múltiples métodos para desviar la atención cuando la prensa desvela un asunto que evidencia o prueba una realidad que le es incómodas, ya sea porque se desmonta su discurso o por que revela que han mentido. Se ha facilitado la creación de un monstruo cuya consecuencia la vamos a sufrir todos, ellos los primeros, a menos que se presten al reclutamiento y militen en sus filas en cuyo caso tampoco les arriendo las ganancias, pues una vez sometidos al engranaje todo les parece poco para alimentar a la fiera, la sumisión es más humillante que el fracaso.
Elblogdepacobanegas 21 de mayo 2014