POLITICA
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- Categoría: Opinión
- Publicado: Martes, 20 Junio 2017 15:49
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POLÍTICA
¿HUMOR? A FALTA DE SENTIDO COMÚN...
Pedro Sánchez en permanente campaña. Su política se ha afianzado en una trampa de oportunismo, y el coqueteo con Podemos y los nacionalistas trasmite malos presagios. En su alocada ambición se ha olvidado de la historia, y un país que ignora su pasado el futuro se encarga de recordarlo.
No se le puede negar habilidad, osadía y dominio de estrategias, pose de pistolero, rapidez al desenfundar y acierto en el disparo, arrogancia, dotes escénicas, dominio del personaje a representar y empaque para impresionar al contrario, solo falta la palabra “acción” y Clint Eastwood detrás de la cámara dirigiendo la película: “Por un puñado de votos”. Pero me temo que la pretensión es demasiado ambiciosa, un personaje tan mítico y universalizado no es fácil de imitar, y de cualquier manera nunca dejaría de ser una mala copia. Una cosa son los sueños, fabulas y fantasías, y otra el ejercicio práctico de la vida, sobre todo en política donde por muchas cualidades de magia y prestidigitación la matemática es una ciencia exacta que pone al descubierto las vergüenzas en el momento más inoportuno. La magia es espectáculo y aunque la política ha logrado ocupar ese espacio, el público tiene la última palabra pues por mucha expectación preliminar que haya conseguido, de nada sirve una brillante actuación a teatro vacío, y ahí está el peligro en que la aritmética parlamentaria doblegue nuestra voluntad. Podríamos poner muchos ejemplos, pero nos quedamos en Zapatero: todo fuego bajo un cristal, una copa inoportuna que se sube a la cabeza, y por mucho que hayamos podido impresionar bajo los efectos del alucine la realidad es cruel, brutal, sádica, insobornable, muestra la autenticidad desnuda, la mayoría de las veces patética, es como el reflejo de la debilidad humana proyectada a otro nivel de trabajo y convivencia para el resto de tu vida. Y como la locura es hereditaria Dios nos libre de esta plaga que se multiplica por momentos, acuden a la política como las moscas a la miel y avanzan hacia el Parlamento donde actúan y se manifiestan “sobraos”: la inteligencia me persigue pero yo soy más rápido. Y aquí no menciono a nadie porque habría que incluirlos a todos.
Lo estamos viendo día tras día. La política ha adquirido categoría de espectáculo, importa más la puesta en escena que lo que se dice, el disfraz más que lo que se propone, el atuendo estrafalario ocupa protagonismo por la zafiedad del planteamiento, unos por fuera y otros por dentro, algunos por dentro y por fuera, tanto en los que lo hacen como en quienes lo consienten. La política se diferencia de la alpargata en que da lo mismo la izquierda que la derecha: disculpe que le llame señoría, peo es que no le conozco muy bien.
Puestos a ser realistas, dejamos la ficción y nos situamos en el mundo real de la política más reciente, el espectáculo impúdico que acaba de ofrecer el Congreso de los “disputados”. Da igual que empecemos por uno u otro partido, todos conducen a lo mismo: el nuevo portavoz socialista en el Congreso, José Luis Avalos, fue más de lo mismo “estamos dispuestos a construir mayorías alternativas para desmontar las políticas injustas del PP”. Toma del frasco Carrasco, lo prioritario de cambio es echar a Rajoy y poner a ¿quién? Y para cuando dejamos esa mayoría necesaria y urgente que afronte los grandes retos que tiene pendiente nuestro país: la amenaza independentista que parece no tener retroceso; el terrorismo yihadista que tiene acojonado al mundo; la desigualdad social, origen de todas las desgracias, convertida en peligro universal; nuestra posición en Europa que obliga a buscar posición en una realidad global; la amenaza bélica que mantiene a todos los estados en una permanente vigilia ante la posibilidad nada descartable de una tercera guerra mundial; y podríamos seguir con los aforamientos, o la ley electoral para que gobierne el partido más votado y, especialmente, el desmantelamiento imprescindible de la mastodóntica estructura del Estado que nos permitiría un reparto más justo.
El PSOE que a pesar de las apariencias sigue más desarticulado que nunca, lejos de mostrarse como partido de Estado que lo fue, acusa a Iglesias de impedir el entendimiento y de presentar la moción de censura a destiempo. Todo vale si me beneficia y si se hace cuando me conviene. Iglesias, por su parte, rabioso porque el resultado le ha quitado la razón y los votos, intenta enmendalla echándose en brazos de Pedro Sánchez en una pantomima empalagosa y casi pornográfica, los asuntos de relación y de cama empiezan a interesar en el Parlamento, el móvil y sus posibilidades eróticas ya es rutina, sus señorías se aburren y tienen que buscar entretenimientos. Comienza el período de incubación de la próxima moción de censura, esta vez con Pedro Sánchez buscando su sobredosis de narcisismo protagonista, lo que podría desembocar en un Gobierno de coalición entre PSOE y Podemos. Una especie de atajo para evitar las elecciones. Los votos se ganan por el centro y si como parece pretende ocupar el mismo espacio uno de los dos sobra. Dependerá de las encuestas pero esta hipótesis va a planear en los próximos meses sobre la política española. El Frente Popular de la republica ya sovietizada que dejó en el olvido la transición, vuelve a ser la opción de Sánchez en el intento de que la izquierda revanchista controle el debate político, como siempre sin entender una palabra, pues hasta que no admita que su caladero de votos está en el centro, Pablo Iglesias le ganará la partida como en casi todas sus ocurrencias.
Por otro lado tenemos un Rajoy crecido por el resultado de la economía, incapacitado para ir más allá de su único acierto, encantado de haberse conocido y refugiado en su táctica de esperar a que el tiempo juegue a su favor. Pero el lobo que nos está acechando no es el de Caperucita, lo que estamos viviendo en España no es ningún cuento, es la alocada ambición de esta nueva “casta” de denostados políticos que está invadiendo España, Europa y al Mundo mundial. En nuestro caso, debe ser por aquello de que “España es diferente”, hemos sobrepasado el listón, nos hemos instalado en el esperpento.
Hasta los franceses que parecían perdidos en una crisis de identidad, nos dan lecciones de responsabilidad. El presidente de la República francesa, Emanuel Macron, al ser preguntado por Cataluña, fue tajante en la respuesta: “Solo conozco un socio amigo, que es España entera”. Una lección de patriotismo que deja sin argumentos a Pedro Sánchez, tras su fracasado derribo y humillante destitución, la única vía de entendimiento que se le ocurre es mostrar sus grandes dotes de caudillo redentor, por eso quiere que España sea una “nación de naciones”.
En definitiva, estos son los políticos que pretenden “manejarnos”, para “gobernarnos” necesitan nuestro voto, y eso ya es harina de otro costal.
20 de junio 2017