Ruge la marabunta

Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
 
Categoría: Opinión
Publicado: Martes, 02 Febrero 2016 12:05
Visto: 16149
la marabunta

               

Mariano Rajoy sale de su letargo, esperemos que este aparente bullir suponga algo más que un estertor.

                 Más vale tarde. Cuando parecía amortizado y fuera de juego en un rincón del vestuario,  el Presidente reacciona y sorprende al auditorio.

           En el turno de rondas que el Rey mantiene con los líderes de los diferentes partidos, Mariano Rajoy comunica su decisión de no presentarse a la  investidura, un golpe de efecto que ha dejado descolocado a Pedro Sánchez que no solo tiene que precipitar sus contactos para los acuerdos de pacto sino capear el temporal que está levantando en el propio Partido Socialista y la corriente crítica de los barones hacia su pretensión, está dispuesto a subirse a la poltrona aunque para ello tenga que pasar por encima de su dignidad y soportar cualquier humillación a su partido.

             El golpe de efecto que ha supuesto la decisión de Rajoy, a mi juicio extraordinariamente  eficaz,  devuelve nuevamente a un plano de posibilidades al Partido Popular que conviene recordar ha sido el más votado por el electorado, con más siete millones de votos y 119 diputados,  1. 300.000 votos  más que  el PSOE en las cotas más bajas de su historia con 89 diputados.  El golpe de efecto pudo ser la estrafalaria puesta en escena de Pablo Iglesias con sus mariachis y su propuesta de gobierno exprés que pone de manifiesto hasta qué extremo Pedro Sánchez es su marioneta, no solo da por hecho el pacto sino que se adjudica la mayoría de los ministerios trascendentales, y lo hace con una escenificación tan humillante para  el Partido Socialista que ha debido ruborizar al más escéptico  de sus militantes.

          La imagen escenificada que ofrecieron loa aspirantes propuestos por Pablo Iglesias para ocupar las carteras más comprometidas del nuevo ejecutivo causa escalofríos por su endeblez y provisionalidad, más propia de un grupo de coleguillas que se reúnen a  tomar unos  chatos con las  anchoas que han sobrado de Revilla, tan aceitosas  que Sánchez va a necesitar desengrasante, un poco del Red Bull del  que ha pretendido aplicar a Rajoy;  todos emplean la demagogia para ganar en los pactos lo que han perdido en las urnas. Y conviene no tomarlo a broma, una vez empezado el melón hay que comérselo, o tirarlo, España y Portugal no son comparables a pesar del barullo de confusión que ofrece el carnaval.

         Pedro Sánchez, en su alocada pretensión, prefiere aliarse con partidos que abiertamente declaran su intención de romper España, está dispuesto a vender su alma al diablo con tal de ponerse el “disfraz” de presidente, y pese al ridículo humillante, casi esperpéntico,  al que le están sometiendo los radicalistas y los daños irreparables que podrían suponer para España, fomenta su alucinación hacia un horizonte sin futuro, aliados de baja catadura que viven inmersos en una permanente caricatura, su máximo exponente Pablo Iglesias con aspiraciones de vicepresidente de gobierno en funciones de presidente –Dios nos ampare- con cinco ministerios determinantes para manejar los resortes del poder que convertirían a Pedro Sánchez en un presidente florero que lejos de aceptar una oferta política representa una opa hostil. Aunque esto suponga  pasar sobre las cenizas del PSOE si fuera necesario.

         Puestos a sacar de quicio las cosas, Pablo Iglesias, en su turno de consulta, se presenta ante el Rey en el colmo de la dejadez de indumentaria que raya en la grosería e inapropiadas formas de expresión protocolaria: “he recomendado al ciudadano Borbón una constitución federal”. Y  la estrafalaria ocurrencia de crear un Ministerio de Plurinacionalidad, con un independista al frente,  pone de relieve la irresponsabilidad de esta cuadrilla de oportunistas, dispuestos a okupar el poder contra todo pronóstico,  con la que Pedro Sánchez pretende aliarse para “gobernar” el país.

        No es momento de aventuras ni de experimentos: ni “podemos” ni  queremos por los riesgos que conlleva y a irresponsabilidad que representa. La unión del PSOE con estos partidos antisistema supone una situación de riesgo solo entendida desde la fatua perspectiva de Pedro Sánchez y su ambición endiablada. Cuesta creer que una organización financiada por los ayatolás por un lado y bolivarianos por otro,  pueda sentarse en nuestro Parlamento facilitado por Pedro Sánchez dispuesto a cualquier escarnio por tal de hacerse con el poder. Es mucho lo que nos jugamos en este  envite, porque el escenario de un país rehén  sujeto al chantaje del separatismo resulta aterrador. Es necesario un gobierno de concentración que integre a los tres partidos constitucionalistas. Y una intransigente defensa de la nación frente a independistas. Los ciudadanos ya han expresad su voluntad y corresponde ahora a los partidos plantear en una mayoría parlamentaria la relación de fuerzas que ha salido de las urnas. Dado que el bipartidismo ha pasado a mejor vida, no hay más alternativa que los acuerdos.

     La aritmética parlamentaria no permite un gobierno de mayoría suficiente, es necesario una solución de emergencia por la que hubiera optado cualquier país europeo ante una situación tan crítica, y no hay formula mejor que el acuerdo entre PP, PSOE, Y Ciudadanos, que comparten el mismo modelo de Estado y las principales esencias que articulan nuestra convivencia. También es cierto que la corrupción que de forma constante sigue amenazando al PP, las últimas actuaciones judiciales en Valencia son buena prueba de ello, pueden dificultar la negociación para un pacto de legislatura, que solo Rajoy podría facilitar sacrificando su cabeza y cediendo la Presidencia con un candidato de consenso.

Elblogdepacobanegas  25 de enero 2016