Nos esperan años difíciles: 2016 será definitivo para la recuperación o retroceso de España

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Categoría: Opinión
Publicado: Domingo, 03 Enero 2016 12:31
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democracia

 

    A veces, el follaje no deja ver el bosque, léase  intereses de partido, los espurios, o los propios e inconfesables.En  un principio, todos habíamos aceptado como confuso y contradictorio el resultado del 20 D, el electorado había plasmado su descontento y se ha mostrado desorientado, pero nada más lejos de la realidad, tras estos días de reflexión,  la evidencia se impone, el pueblo español ha demostrado una vez más su madurez y agudo sentido de la responsabilidad en estos  momentos difíciles y trascendentales que estamos viviendo.

     Es evidente que ninguno de los partidos del arco parlamentario merece la confianza suficiente, unos por su demostrada irresponsabilidad de gobierno u oposición, otros por su inexperiencia. Una sabia decisión que se desprende de este segundo análisis, los dos partidos con experiencia de Gobierno suman mucho más votos y escaños que los emergentes y el resto juntos, por lo que está claro que el pueblo español pide responsabilidad y altura de miras. No es hora de experimentos. Si hacemos un análisis pormenorizado y responsable, fácilmente podemos comprobar la complejidad de los acuerdos, tanto en los emergentes, como con las alianzas de los grandes –uno y otro- con los minoritarios. Todo resulta anti natura,  sin viabilidad práctica o asumible, abocados a situaciones límite, con resultados irreversibles. La única posibilidad clara la ofrece la unión de las dos formaciones que, alternando en un bipartidismo constante, han conducido este país –con más o menos aciertos-, pero  con sentido y responsabilidad de Estado, a ellos corresponde los grandes retos, y las decisiones sabias tienen su pronóstico, cualquiera de ellos que tome una dirección contraria pagará las consecuencias, están condenados a entenderse. Incluso, si es preciso, con la sustitución de sus cabezas visibles; son muchos los desafíos que nos esperan y ha llegado la hora de los sacrificios. Confiere una extraordinaria importancia el configurar un Gobierno estable; ninguna Nación, por poderosa que sea, puede sobrevivir si las decisiones internas  no prevalecen a los intereses partidistas.    

                  En momentos tan difíciles y trascendentales como los que estamos viviendo, es cuando hay que demostrar sentido de estado. Tras las elecciones, más que un período de confusión y de ingobernabilidad, es un período de responsabilidad política. Si hacemos una reflexión responsable, los dos grandes partidos suman mayoría para un Gobierno de unidad nacional, con el apoyo de Ciudadanos que ha mostrado su apoyo a un Gobierno que pueda afrontar las grandes medidas que necesita el país. Ha llegado el momento de pensar más en España que en los intereses de partido.   Lo que en un principio ha parecido una distribución de confusión e ingobernabilidad, resulta que es un problema de responsabilidad. El electorado español, lejos de ese voto de cabreo y de confusión, ha resultado ser  el más responsable y práctico que se podía esperar. Ninguno de los partidos alternantes en los sucesivos gobiernos han estado a la altura ni merecido la confianza de los españoles, sin embargo no deja de ser la única posibilidad, una gran coalición de mayoría suficiente para poder tomar, de forma colegiada, las reformas y decisiones que tenemos planteado en España y su compromiso como miembro de la Unión Europea; y los emergentes como árbitros. Los ciudadanos han pensado que, dentro de tanta confusión, los dos grandes partidos que de forma sistemática han gobernado desde que se estableció nuestra democracia y se aprobó la Constitución española, son los que tienen que acometer de manera responsable  las reformas y decisiones que necesita el país. Es su gran asignatura pendiente. 

                 No hay tiempo para la arrogancia, ni espacio para el oportunismo, la variedad de escenarios que concurre  nos muestran una realidad que no admite improvisaciones, ni dramaturgia de amateurs, ni experimentos de cámara, ni protagonismos de vedette. A lo Bresch o Stanislavski, con la distancia de uno o el método de otro, paro marcando rigurosamente las necesidades del guion.  Para los experimentos de cámara hay que pasar primero por las escuelas de “Arte Dramático”,  ahora se necesitan profesionales con oficio, absténganse aficionados y aventureros, a menos que pretendan participar como meritorios.