La manifestación de los de siempre

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Categoría: Opinión
Publicado: Martes, 01 Diciembre 2015 11:13
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         Enarbolar la bandera del  no parece ser una máxima de la izquierda, de los inclinados, de los antisistema;  hacen mucho ruido, y se les oye tanto porque los demás estamos callados.

       Lo más curioso es que viven del cuento, de ahí tanto alboroto y encima los costeamos: liberados, enlaces sindicales, secretarios, paniaguados, subvencionados y “mamandurrias”.., un manojo de mantenidos que han hecho de la protesta y la consigna su forma de vida. 

         En este caso es el <no a la guerra> que es un <no a la vida>  porque la amenaza se cierne indiscriminadamente sobre ellos y sobre nosotros, sin distinción de partido o de colores, los de aquí y los de allá, negros, blancos o amarillos, pobres, ricos o mediopensionistas,  con razón o sin ella; todos estamos  en el punto de mira de un enemigo invisible que puede atentar desde el armario de tu casa, debajo de la cama, en la  guardería o escuela donde se educan nuestros hijos,  en el supermercado o en el Metro...y, además, no te piden el carnet de afiliado por ser innecesario, ellos se inmolan contigo o conmigo, somos coleguillas de ataúd y de miseria. Que no vengan unos flautistas a darnos la cencerrada porque esas partituras suenan  desafinadas y ya no se las cree nadie, solo los hipnotizados participantes y sus compadres.

     Lo que está muy claro es que de momento el miedo teñido de luto parece ser la sensación que embarga a los ciudadanos europeos, por centrar la atención en el círculo que más nos afecta, y aunque poco a poco se está intentando imprimir cierta sensación de tranquilidad, a pesar de la precaución ante una posible nuevo desafío o amenaza, el dispositivo vive alerta y los gobiernos aliados, con apoyo de Estados Unidos y RUSIA, combinan táctica y efectivos para combatir al yihadismo radical que está dispuesto a invadirnos con estrategia terrorista suicida que es la más eficaz y destructiva: son capaces de paralizar el país, o los países, atemorizados por el terror lo hemos visto en Francia,  en Bélgica, en España a pesar de nuestra triste experiencia, y en países tan poderosos como Rusia o  Estados Unidos su eficacia y superioridad se ha visto desbordada e impotente ante tanta barbarie. El tiempo juega a su favor, cada día son más y más fuertes, se esconden entre 1.500 millones de musulmanes, que no son todos, indudablemente,  pero adivina de donde provienen,  con la desventaja de que nosotros estamos localizados, ellos son nómadas, salvo la población del recientemente formado Estado Islámico (ISIS) con apoyo y estrategia tan compleja que aunque se consiga destruir sus asentamientos el efecto sería teórico, reanudarían las andadas desde los lugares más insospechados. Volverían a por nosotros antes de que hayamos definido nuestra postura. 

     Así que vamos a ponernos las pilas y dejémonos de monsergas. Los antisistema que enarbolen su pancarta y la escenografía propagandista que, sin duda, tendrá cabecera multicolor y pantalla panorámica. Suele estar compuesta por personajes de rostro conocido pero de hábitos más o menos dudosos. Los que proceden del cine son de los que toman  por arriba, por abajo, por delante, por detrás, y sea cual sea el argumento siempre están en porretas. Si la película representa escenas relacionadas con los valores más miserables del ser humano, o se adentra en las entrañas del personaje más escabroso, convierten el cine en realidad,  bordan el papel, lo hacen genial; lo llevan en el tuétano. Así que se ponen el traje de faena y a la manifestación a dar el cante. Luego luciendo Ferrari, chalet en “La Finca” y paraíso fiscal, a conquistar las américas hasta que llega la hora de defender ayudas y subvenciones. Y los políticos en las antípodas, mirando para otro lado. Aunque esta vez los manifestantes hayan quedo reducidos a conatos dispersos de escasa o nula relevancia; los tiempos no están para bromas y ellos no dan puntadas sin hilo.

    Y ya no digamos los “arrejuntémonos”, <ediles posmodernos>, con coleta y sin ella, que defienden una cosa y la contraria; reclutan a un general estrafalario  y lanzan el efecto subliminal de un ejército de “pancho villa” con munición de fogueo para, seguidamente, ofrecer un discurso pacifista en el que proponen conquistar al enemigo con zanahoria mientras los “parteneires  del mago de turno” lanzan el palo-bomba en distancia-cota, con efecto inmediato de horror y muerte, prescindiendo del efecto retardado porque su vida ya no cuenta está incluida en el paquete: pagando justos y pecadores. 

   Y no es que yo me haya vuelto loco y esté arremetiendo contra todo lo que se mueve, estoy más cuerdo que nunca y, a pesar de mi impotencia, tiro piedras a un “Goliat” que se agiganta, que aterroriza por su tamaño, a ver si en un momento mágico acierto en su único ojo y ganamos tiempo para ejecutar un poco la cordura, cuya piedra mágica pueden ser las elecciones del 20 D que pide a gritos prescindir de experimentos con gaseosa  apostando por la experiencia y la sensatez, aunque de eso no sé si queda algo en esta caricatura de país.  

   Pero bueno, esta película no toca, estamos en otra cosa: La manifestación de los de siempre; esta vez venida a menos por algo será. 

 elblogdepacobanegas 28 de noviembre 2015