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RODILLO CATALÁN AL CASTELLANO

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RODILLO CATALÁN AL CASTELLANO

La discriminación lingüística en España avanza como un rodillo imparable. Los ejemplos son variados a lo largo y ancho del territorio español, el castellano, desamparado ante una sistemática labor de zapa que con la excusa de la protección de lenguas, en todo caso minoritarias, acaban socavando derechos individuales, es decir menos castellano y más catalán y euskera. Y cunde el ejemplo, en la Comunidad valenciana, el Gobierno del socialista Ximo Puig ofrece incentivos fiscales a las empresas que fomenten el uso del valenciano como las que se dan por rotular en los comercios. O en Baleares, en la que el catalán pasa a ser mérito para concursar a la Orquesta Sinfónica.

O en Cataluña donde inmersión lingüística en la escuela es quizás el exponente más visible de una política que ha puesto la lengua y la promoción del catalán en forma de discriminación de la lengua común  como punta de lanza de un proyecto basado en el desprecio al castellano, desarrollado en todos los frentes –función pública, comercios, medios de comunicación...-, siendo la educación donde más énfasis se ha puesto. Todo el mundo sabe que la educación en Cataluña se ha convertido en una descarada fábrica de independentismo. ¿Tiene sentido que todos los españoles con nuestros impuestos financiemos a los sediciosos canales de radio y televisión que sirven de soporte a todo este movimiento de protesta?  Lo sorprendente es que ni el Gobierno con el artículo 155 en la mano ha sido capaz de hacer cumplir una larga serie de sentencias que obligan a aumentar el número de horas en castellano. Recientemente, la Generalitat ha hecho público el folleto que deben rellenar las familias para formalizar el proceso, en el que no hay ni rastro de la casilla lingüística que daría a los padres la opción de escolarizar a sus hijos en castellano. También obligando a los médicos a tener un nivel básico del catalán para poder presentarse a oposiciones. El separatismo catalán sigue avanzando en la construcción de su modelo educativo, que entre otras indicaciones señala que la lengua de comunicación entre los funcionarios tiene que ser el catalán.

Si partimos de un principio democrático, cualquier tipo de violencia psicológica, el amedrentamiento y la amenaza, es delito de agresión. La confusión de una guerra cultural con un procedimiento judicial que no funcionar, produce mucho desconcierto. El estatuto de la violencia, como el de las emociones políticas, se verifica en un contexto también cultural de pura demagogia. De modo que es milagroso y prueba irrefutable del carácter pacífico de los golpistas del independentismo catalán es que no existe violencia. Aquí la muerte civil, la persecución descarada, el insulto cotidiano, la negación del derecho a quienes no piensan como ellos, no es violencia.  A sí las cosas, únicamente a través de la acción de la justicia se corrige, en parte, la preponderancia de la que debería ser una segunda lengua, el rodillo lingüístico al castellano.

elblogdepacobanegas 17 de abril 2018

 

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