CATALUÑA: PUIGDEMONT Y SUS DELIRIOS

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Categoría: Opinión
Publicado: Miércoles, 13 Septiembre 2017 17:41
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CATALUÑA: PUIGDEMONT Y SUS DELIRIOS 

SE LES FUE DE LAS MANOS Y AHORA HAY QUE ASUMIR CONSECUENCIAS.  NUESTRA  CLASE POLITICA NO ESTA A LA ALTURA, NO DA LA TALLA, LO SABEMOS TODOS  PERO ES UNA REALIDAD INASUMIBLE, NO HAY REPUESTO NI SIQUIERA PARA APUNTALAR. 

Desde las vertientes más diversas se ha venido anunciando desde hace años el calado amenazante  de lo que es ya una triste realidad, el desafío independentista a los catalanes y al resto de los españoles. La historia se repite con una diferencia esencial de intentonas anteriores. 

La evolución a través del tiempo demuestra que lejos del dialogo lo que funciona es la legalidad. Desde Cambó, primera treintena del siglo xx, pasando por la proclamación de la República Catalana de los años,1931 por Macía, y 1934 por Companys. Puigdemont y sus satélites han llegado más lejos que sus predecesores: nunca hasta ahora se había intentado crear un Estado Nuevo y más una república escindida de una Monarquía parlamentaria y democrática. Se podía haber evitado con solo aplicar la Ley y meter en la  cárcel a los  responsables de este golpe-esperpento de Junqueras, Puigdemont y sus títeres, es lo que hubiéramos esperado la mayoría de los españoles que no somos tan listos como Mariano Rajoy, ni tan sesudos como su Gobierno, ni tan lumbreras como su gendarme de guardia y líder de la oposición, Pedro Sanchez, nos habríamos ahorrado muchos quebraderos de cabeza.  

Se le atribuye a Maquiavelo: El que tolera el desorden para evitar la guerra, tiene primero el desorden y después la guerra 

Hace mucho tiempo que el golpe se estaba incubando y nadie ha querido verlo en su magnitud. Los gobiernos de España, sobre todo Zapatero en su locura presidencial con su irresponsable postura de aprobar todo lo que viniera del Parlamento de Cataluña y el proceso de elaboración del Estatud: un intento de reforma de la Constitución por la puerta de atrás que fue un fracaso, un cúmulo de inconstitucionalidades que prepararon el terreno al pujolismo que tenía muy claro  donde querían llegar. Más evidente.  Desde el día que Zapatero aceptó el estatuto, que era una constitución de hecho, el conflicto entre los dos textos estaba materializado.  Y Rajoy con  su pasividad que no ha hecho nada para contrarrestar cuando todavía la sociedad catalana no estaba tan fracturada. Se ha llegado a la desintegración por cobardía o resignación, actitudes que todo el mundo reconoce en el presidente de la NaciónEn su intento tardío de evitar la deriva radical y la violencia, se ha llegado a una situación irreversible que es muy posible que solo se pueda controlar a través de la violencia. El Gobierno no descarta nada  (ha dicho Rajoy en público), ahora que está en minoría y no antes con mayoría absoluta y ya se preveía lo que está pasando hoy. Las querellas –convertidas en amenaza disuasoria- Junqueras, Forcadell y Puigdemont se las pasan por el “forro”, y ya no digamos su banda clientelar de pícaros oportunistas con su fábrica de fanatismo, desprecio y odio visceral con que se está educando a la sociedad joven de Cataluña, y de España –palabra cada vez más desprestigiada por la izquierda- en la que no se respeta nada,  ni siquiera la bandera que se quema o se humilla, incluso en el Parlamento catalán es  retirada con gesto de odio por una señora que se apellida Martínezse silva a su himno nacional o a su Rey y se trata con desprecio a quien con toda legitimidad aceptan con orgullo los símbolos de Estado. Y no  pasa nada.  Se han cargado una democracia de más de 40 años en uno de los países de más larga historia de Europa. Y no pasa nada. Se prefiere a un terrorista como Otegui o exhibir fotos de etarras durante la manifestación de la Diada, al tiempo que los Mossos  permiten con pasividad que se quite o se queme la bandera o foto del Rey de España. Y no pasa nada. Han marginado el castellano  a despecho de todas las sentencias judiciales y se impone el catalán, incluso se propone (por un presidente balear del PP) libros de texto en formenterense. Y no pasa nada. Se quema la bandera francesa junto a la española y nuestra pasividad contrasta con un conflicto diplomático de primera magnitud. Los franceses reaccionarían al unísono si un  partido independentista amenazara la unidad de su Nación. Esa es la diferencia. 

El disparate catalán, autentico golpe de Estado copia de una república bananera, tiene como autor a una clase dirigente y sus nuevas formaciones políticas capaces de todo con tal de mantenerse en el poder. Los efectos devastadores e irreversibles de este disparate tienen su origen en que los desafíos, las ilegalidades, los desacatos de todo tipo al orden establecido: Tribunal  Constitucional, el  Supremo, Fiscalía General, Fuerzas de Orden Público, han  sido papel mojado y mofa en el incumplimiento. A los sublevados les trae al pairo cualquier amenaza en su propia jurisdicción, se mire por donde se mire es un hecho consumado: un gobierno declarado en rebeldía, en clave de sedición.

Puigdemont, Forcadell, Junqueras, y sus bandas,  han proclamado la república catalana y no hay tiempo para otra defensa que no sea la autoridad y, tal vez, la fuerza. 

De aquí al 1 de octubre el forcejeo desafiante entre el Estado  y la insurrección mostrará una vez más que la legalidad  vigente ha sido superada por la legalidad inventada.  Lo hemos visto en la Diada, ya no es la fiesta de la comunidad, el día de todos los catalanes, sino de una minoría radicalizada capaz de manejar las emociones de millones de personas, coartada de un independentismo chantajista  y un ensayo general para caldear el ambiente, una movilización callejera que les va a permitir levantar la voz y proclamar en su inventada mayoría que han triunfado contra la opresión del Estado, no importa cuántos voten ni de qué manera. 

Los independentistas sostienen que no hay nada malo en poner urnas. Pues depende. Entre otras razones porque estas tienen que plegarse a las leyes y a la Constitución. Porque el derecho a decidir está consagrado como pieza central de nuestras libertades. Porque en temas de tal envergadura algo tendrán que decir el resto de los españoles. Porque si no se  ajustan a lo establecido por la Carta Magna de 1978 (que precisamente obtuvo en Cataluña el 91,9 de los votos emitidos) las urnas se convierten en un mecanismo autoritario al servicio del que manda. Fue el caso de Hitler, ys reciente, Maduro en Venezuela. O siguiendo el ejemplo, podría servir para restablecer la antigua corona de Aragón, incorporar Baleares y Valencia a Cataluña (lo que se ha dado en llamar los “paisos catalans”), o porque lo mismo podrían decir gallegos y valencianos. O lo que faltaba, animar a los vascos a repetir su intentona. Las urnas no pueden ser una artimaña para conseguir determinados objetivos. ¿Les suena lo de plurinacionalidad o nación de naciones que propone Pedro Sánchez? Pues esa es la cuestión. 

Lo ocurrido en el Parlamento catalán  permite imaginar lo que sería una Cataluña independiente, cualquier cosa menos una democracia. El Gobierno no puede flojear en la respuesta a este acoso y derribo, ni escatimar esfuerzos en defensa de la legalidad del Estado democrático, están en juego cuarenta años de democracia y la unidad de España como Nación.  

Hay otra consideración esencial que, al parecer, nadie está teniendo en cuenta, o no conviene “menealloSuponiendo que este  golpe  de Estado se pudiera frenar o retrasar –volverán a consumarlo con más fuerza- ¿cuánto va a costar y, sobretodo, quien va a pagar este atropello  subvencionado a la democracia? El proceso independentista no solo constituye una flagrante ilegalidad y un atentado contra el Estado de derecho, sino que también supone  un gran despilfarro de dinero del contribuyente: amplio aparato de propaganda, generosas ayudas a asociaciones y entes soberanistas,  despliegue de embajadas en el exterior, desvío a medios de comunicación y derroche en la televisión pública catalana, coste de organización de esta charlotada  y, sobre todo, del referéndum anunciado para el 1-0 que cualquiera sabe...  

Pero antes de empezar a pensar cómo vamos a pagar el precio, que para los independistas es un problema menor solo tienen que meter la mano en la caja, el Gobierno tiene  la prueba del 1 de octubre, su capacidad para resolver un reto tan extraordinario que los golpistas afrontan con regodeo y piensan que nadie va a poder detenerles. Los independentistas, con más instinto que técnica, esperan aprovechar cualquier reacción del Gobierno para que prenda la mecha de la movilización callejera, pero el Estado tiene la ley y la fuerza  y no debe andar con mojigaterías rajoinianas, el  que da primero da dos veces, y pensando en que la solución tiene que ser definitiva. El Gobierno cometerá un nuevo error si actúa pesando en que la épica de la libertad se impondrá al cálculo y a la lógica.   De nada sirve la legalidad si has dejado que impongan su relato. Que se lo pregunten a Merkel,  Macron o Theresa May, la duda ni se plantea. Alemania es el líder de Europa y Francia su lugarteniente con pretensiones. España, como siempre, de farolillo: “chupando rueda” 

A partir de ahora habrá un  antes y un después. Vivir para ver. En el pecado llevarán la penitencia, unos y otros. 

13 de septiembre 2017