EL PSOE responsable de este disparate institucional que tiene paralizada a España

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Categoría: Opinión
Publicado: Jueves, 01 Septiembre 2016 18:17
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A PESAR DEL APOYO DE CIUDADANOS, EL EMPECINAMIENTO DE SÁNCHEZ PROVOCARÁ LA  FALLIDA INVESTIDURA DE RAJOY 

A las cuatro de la tarde de ayer comenzó el Pleno de investidura de Mariano Rajoy, segundo del año tras el fallido intento que protagonizó Pedro Sánchez en la primera semana del pasado marzo.

Rajoy presenta su programa de gobierno con 170 votos, de un total de 350, para apoyarlo. Apenas quedan esperanzas de que pueda salir airoso tras la negativa del PSOE que anuncia su oposición a que vuelva a ser presidente. A pesar de los intentos por conseguir enmendar el resultado las posibilidades siguen siendo mínimas.  

Aunque los dos  llegaban a sabiendas que el acercamiento era imposible, Rajoy quiso hablar con Sánchez, un día antes, para pedirle responsabilidad y preguntarle si su objetivo es llegar a unas terceras elecciones. Menos de media hora duro la conversación: “ha sido una reunión perfectamente prescindible” dijo Sánchez en la rueda de prensa posterior. El diálogo por España nunca es prescindible, y menos en una situación como esta. Incluso, el “Financial Times” ha responsabilizado al PSOE de que el país esté en punto muerto y es fácil apreciar el coste palpable en su posición respecto a la Unión Europea: “El estancamiento político ha ido demasiado lejos y está en las manos de Sánchez acabar con él. Debería hacerlo ahora”. El jefe de los socialistas está instalado en un “no” férreo, sin dejar opción a la negociación. En este pensamiento crítico  se ampara Sánchez para mantenerse a flote a costa de comprometer la estabilidad nacional. 

El pacto PP y Ciudadanos, que alcanza 170 escaños (si incluimos a Coalición Canaria), se lo han puesto muy difícil al PSOE, solo la enfermiza obstinación de Sánchez puede justificar la negativa y deterioro de un partido que ha gobernado España durante más de 21 años, y aunque la gestión  económica nunca ha sido su fuerte, su sentido de Estado siempre ha estado con la unidad de España, en defensa de la constitución y la igualdad de todos los españoles.   

El resultado es previsible dado que Sánchez niega a Rajoy  cualquier posibilidad de ser investido Presidente. Los 85 diputados del PSOE votaran hoy contra del candidato del PP porque ni Sánchez va a corregir su sectaria irresponsabilidad, ni los dirigentes socialistas críticos con su gestión han sido capaces de plantarle cara. La última escusa de Sánchez para no avalar con la abstención el acuerdo alcanzado entre PP y Ciudadanos ha sido afirmar que las medidas anticorrupción pactadas son insuficientes. Pero es una burda mentira, un argumento falaz con el que tranquilizar su conciencia porque objetivamente Sánchez va a seguir bloqueando la legislatura.  

EL PSOE incurre en una incongruencia alarmante cuando en febrero Ciudadanos pactó con Sánchez un paquete de medidas regeneradoras, eran ejemplares: cuando hoy Rivera negocia esas mismas condiciones con el PP al PSOE no le sirve de nada. A Sánchez le pierden su obsesión por impedir la formación de un gobierno de centro-derecha en España, y la tentación de intentarlo con Podemos y los independistas para presidir a toda costa un Ejecutivo en precario y, por tanto, contribuyan a terminar con la situación de bloqueo político e institucional que vive España dese hace meses. 

Sin embargo, en el seno de su partido han sido varias las voces que más de una vez han rechazado esta postura y han abogado por que los  socialistas faciliten un gobierno. Pero esta posibilidad, de ser posible, se aleja a después de las elecciones vascas, en el segundo intento que previsiblemente protagonizará Rajoy. O lo que es más probable, los delirios imaginativos de Sánchez y sus mariachis que, en sus alucinaciones de poder, sea capaz de pactar con el diablo con tal de ser investido presidente ante su incapacidad de prever las consecuencias. Más que en él, la incógnita está en su Comité Federar que Sánchez convocará, según ha manifestado,  tras la previsiblemente fallida investidura de Rajoy. Sánchez es capaz de decir una cosa y la contraria y se mantiene enigmático sobre si decidirá presentarse a una nueva investidura con frases como: “El PSOE siempre estará en la solución” y cuando llegue ese río cruzaremos ese puente. Conociendo al personaje sabemos lo que eso significa. Aunque es Rajoy el que se somete a la investidura, la votación de hoy y la del viernes es mucho más definitiva para Sánchez que para Rajoy. Porque si Rajoy no es elegido, volverá a presentar su candidatura. Pero si fuera investido, quien se iría a casa es quien ha  llevado a España y a su partido a la debacle, Pedro Sánchez.  Conociendo al personaje, su afán desesperado por mantenerse en el sillón le puede llevar a decisiones irreversibles.  Suponiendo que los varones que le han acompañado en este disparate, al tener las manos libres para resolver la situación, le pongan etiqueta de caducado. Un galimatías indescifrable. 

El ex secretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba ya se mostró contrario a formar un gobierno alternativo con podemos. Refiriéndose a la propuesta de Iglesias. Rubalcaba dijo: “Lo que él propone no es un gobierno de izquierda, porque, que yo sepa, PNV Y CDC, no son de izquierdas  y Esquerra es independentista. Eso no suma, sería una “investidura Frankenstein”. Por tanto, si esta opción no es válida, solo queda la de facilitar un gobierno del PP o la alternativa de ir a unas terceras elecciones, algo que, se supone, no quiere ningún socialista”. 

Sánchez necesita el fracaso de Rajoy como el oxígeno para emerger después como el candidato alternativo en un momento crítico. Ayer abrió claramente esa puerta. No quiero imaginar lo que sería de España si al frente de su gobierno estuviera Pedro Sánchez compartiendo poder con Pablo Iglesias, su “tropa”, y los independistas. Pero el problema no es que solo crea en su disparatada ambición. El verdadero drama es que no haya quien se atreva a desbaratárselo. Los socialistas están demostrando un lamentable concepto de su responsabilidad con los ciudadanos, una visión paupérrima de su capacidad para actuar. Ya lo hemos visto en las principales capitales españolas al entregar el gobierno de las mismas a Podemos y los antisistema que quiere fagocitarlos, cuando el PP les había ofrecido el poder de los mismos  sin pedir nada a cambio. El electorado está tomando buena nota, lo hemos visto en las convocatorias de junio y diciembre donde el PSOE ha quedado relegado a cotas inimaginables, y el peligro de convertirse en una opción testimonial.  

Una vez que el viernes Rajoy haya fracasado –es lo previsible- solo cabrá la búsqueda de culpables.  Y en ese caso, sería muy difícil  hallar algún otro que no sea Sánchez. En cualquier caso, se abrirá otro escenario diferente e imprevisible. Rajoy ya avanzado su intención de intentarlo una segunda vez para presionar al PSOE. Sánchez, a su vez, seguirá atado al “no” y, dada la deliberada confusión con la que se manejó ayer,  ya no es descartable  en absoluto que intente formar gobierno con Podemos y una amalgama de partidos  separatistas.  

Cabe una tercera opción previa a la convocatoria de comicios, pero es remota y se diluye  por días: con Comité Federal, o sin él,  que los varones socialistas discrepantes de Sánchez le impongan abstención. Sin embargo hoy no es factible. Sus silencios demuestran que de momento carecen de fuerza suficiente para plantear una rebelión y causar un cisma depurativo en el partido. Sánchez se ha limitado a imponer su obcecación personal a una Ejecutiva que diseñó a su medida con menos subalternos, y a un Comité Federal timorato a la hora de abordar la crisis institucional que aqueja a España. El problema está en que en estos momentos no hay nada descartable, incluido unas terceras o cuartas... elecciones, cada vez con más abstención. Si la fragmentación electoral se consolida e cuatro partidos relevantes  y enormes complicaciones para construir mayorías parlamentarias la cultura política de la izquierda va a ser un problema recurrente. Los políticos han dejado de aburrir para generar un profundo rechazo indignado que podría acercarse al asco. La política española es un gran vertedero séptico con peligro de infección. 

elblogdepacobanegas 31 de agosto de 2016