Mi aventura teatral con Alberto Gonzalez Vergel

Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
 
Categoría: El Baúl de Los Recuerdos
Publicado: Sábado, 24 Marzo 2018 16:19
Visto: 12931

MI AVENTURA TEATRAL CON ALBERTO GONZÁLEZ VERGEL

 

PROYECTO DE “TEATRO CIRCULAR”

 

Al margen de televisión. Yo llevaba varios años dándole vueltas a la idea de crear una sociedad en principio teatral, pensando en la posibilidad de expansión a otras actividades relacionadas con el mundo del cine y la televisión. Había hablado de este asunto en repetidas ocasiones con Alberto González Vergel, y aunque él es muy poco propenso al entusiasmo –es reservado y poco expresivo-, siempre estuvo a favor de esta iniciativa y yo sabía que le atraía especialmente. Se trataba de llevar a la práctica un proyecto pionero en España: un “Teatro Circular”. Contábamos con la aportación económica de unos cuantos amigos míos, todos ellos profesionales cualificados, hasta un número de veinte. Cada uno aportaría la cantidad proporcional -depositando su confianza en los buenos resultados- para crear una sociedad limitada en la que Alberto sería director artístico y yo director gerente.

Se pensó en Skene como nombre de la sociedad por ser el que yo había utilizado en otras actividades teatrales de mis primerizos proyectos. La sociedad nace modesta, en principio recatada en el planteamiento inicial, con vocación puramente teatral, gran ambición de futuro y calculada expansión en el campo cinematográfico y televisual; una moderna empresa española con proyectos de vinculación a otros sectores internacionales del espectáculo. Una sociedad limitada que nace con una aportación de cinco millones de pesetas (de la época) de capital social suscrito, con un desembolso inicial del 50%, no exigiendo el capital restante antes de un año de iniciada su primera actividad. Se pretende ser vanguardia de las técnicas más avanzadas; trabajar con la decisión y prudencia necesarias para el logro de sus objetivos y la prosperidad de sus socios. Pretendemos que los amigos que nos han depositado su confianza a través de su aportación se sientan orgullosos de haber contribuido a su fundación. El mundo del espectáculo puede promover muy rentables y variados proyectos cuando estos se orientan con rigor y conocimientos profesionales.

Pretendíamos un arranque original, una actividad artística capaz de despertar el interés del público con un planteamiento distinto, poco o nada conocido en Madrid, con una concepción y un escenario muy diferente al del teatro tradicional. Otra manera de hacer teatro, llena de inmediatez, naturalidad y frescura, que asume las novedades realmente revolucionarias de la propuesta del Teatro Circular: carencia de telón, destrucción del mito del teatro frontal, arrancar la cuarta pared, la cercanía del público, el actor con el espectador y los propios espectadores entre sí. Un teatro muy alejado de los cánones tradicionales a la italiana; una nueva forma de hacer llegar la representación al público, la necesidad emergente de crear un espacio escénico envolvente y rompedor que provoca experimentos apasionantes.

La representación teatral es una participación colectiva e individual entre actores y espectadores, un hecho comunitario que promueve la plena identifi cación del público con el autor a través del intérprete. Desde la más remota antigüedad el drama representado es un brillante ceremonial, entre litúrgico y pagano, en el que los intérpretes actúan de oficiantes y los espectadores de comulgantes. Esta esencial circunstancia ha dejado de ser, desde finales del siglo XVII, un vehículo inmediato para la total identificación entre unos y otros debido, en primer lugar, a la separación entre sala y escenario que promovió la vieja escuela italiana de teatro.

En las grandes capitales europeas y americanas: Londres, Berlín, París, Moscú, Estocolmo, Nueva York, Méjico…, incluso Tokio se ha desarrollado y experimentado en la práctica teatral, un moderno y a la vez primitivo concepto del espacio escénico, en oposición a la tradicional concepción italiana del mismo. Espacios no convencionales que han acumulado éxitos y distinciones, se han ido afianzando en los ámbitos de la cultura popular y extendido el prestigio conseguido fuera de sus fronteras. Su ejemplo más representativo es el “Teatro Circular” de Montevideo –capital de Uruguay-, que desde 1954 ha sido un referente muy significativo por su originalidad, por su militancia y su contribución artística. Cabe decir que, en la actualidad, es el grupo latinoamericano de su especialidad más longevo y representativo del mundo.

Las representaciones teatrales, como en los tiempos primitivos, se desarrollan ahora merced a la concepción del llamado Teatro circular, en medio del público y no frente a él; entre aquellas y este no existen ya las consabidas separaciones que promueven proscenio, telón, foso, candilejas, bambalinas, decorado…El público asiste al espectáculo teatral para sentirse inmerso en la representación y no frente a ella; para participar activamente, de manera individual y colectiva, sensorial y mentalmente, de algo que se produce junto a él, en torno a él, casi dentro de él.

Los resultados no han podido ser más apasionadamente brillantes…Los públicos asisten a las representaciones de los teatros circulares del mundo por dos razones fundamentales: la primera, la expectación que entrañan – los públicos siempre se han movido ante cualquier novedad del signo que fuere-, y la segunda y más importante, por la apasionante experiencia que supone para el espectador ser protagonista activo del hecho dramático y no simple testigo del mismo.

El escenario de un teatro circular no solo admite una sutil escenifi cación de vanguardia -más sugerente que física-, sino que se ofrece a experimentos alegóricos imaginativos y originales, con dimensiones nuevas y desconcertantes: luz, efectos y música juegan papel esencial, en íntima comunión con la interpretación– la cercanía de los personajes que ofrece una dimensión nueva- por el contacto con el público; el texto con sus grandezas y sus servidumbres.

Desde el punto de vista de la producción teatral todo son ventajas en relación con los presupuestos a que obliga un espectáculo tradicional. En el Teatro Circular apenas existe el decorado –en el sentido tradicional del término- y, por supuesto, no hay ninguno de los elementos de escenario: telares, telones, carras, trampillas, mobiliario que unidos a los servidores de escena encarecen ostensiblemente la producción...

Por otro lado, esta nueva modalidad de hacer teatro aporta una ilimitada concepción de espacio escénico, ya que cada obra admite una diferente disposición del mismo en relación con los espectadores y, por consiguiente, una nueva sorpresa para estos. De hecho, en las ciudades más innovadoras del mundo –incluido Madrid-, en los recientes y modernos montajes teatrales –en aplicación de la nueva concepción de director comprometido-, se ha intentado incorporar parte de estas técnicas a algunos montajes en teatros tradicionales. Se ha llegado, incluso, a invadir parte del patio de butacas y los palcos o plateas cercanos al escenario; se han eliminado los telones del proscenio, sustituido todos estos elementos por efectos, cambios de luces, y recursos escenográfi cos que han resultado sugerentes y espectaculares en el desarrollo de la acción dramática.

El público se encuentra ávido de novedades, se siente atraído y dispuesto a participar cuando se le ofrece algo que verdaderamente remueve su imaginación, cuando se le obliga a pensar, a permanecer en tensión, conjugando, casi de una manera automáticamente perfecta, su participación en el juego escénico, en el desarrollo de la trama, en el desenlace final. Aunque este esté predeterminado en principio, definitivamente marcado, el público se crea -con su participación- la ilusión de haber colaborado en el desenlace final y es capaz de sentirse feliz o desgraciado, cómplice, culpable, simplemente partícipe o colaborador, viviendo en primera persona las emociones del drama o la tragedia. Estas son las particularidades del teatro circular que desgraciadamente en España no se ha explotado por carecer de salas específicas o por el riesgo económico que supone crear de nueva planta un recinto de este tipo.

Se realizó un minucioso recorrido por diferentes salas de fiestas de Madrid con un mínimo de características para su adaptación y acoplamiento. Se llegó a la conclusión de que el local que ofrecía las cualidades físicas adecuadas a las necesidades requeridas -con un mínimo de reforma y adaptación- era la sala de fiestas Folies, situada en la calle Paz número 10. Se planteó un acercamiento a la propiedad para tantear la posibilidad de un arrendamiento por un período de tres a cinco años, con posibilidades de prorrogar si el éxito nos acompañaba como era previsible. En ese momento la sala Folies ofrecía espectáculos de valoración media-alta, con buena aceptación por parte del público que, posiblemente, dificultaría nuestras pretensiones. Sin embargo, la propuesta tuvo una buena acogida y las negociaciones se iniciaron con muchas posibilidades de éxito.

La oferta en firme y por escrito se formalizó el 27 de junio de 1973; en documento dirigido a la persona de su director propietario, Alejandro Martín. Como nuestra sociedad SKENE, SA no se había constituido el compromiso económico los adquirimos José María Gómez de la Borbolla, Francisco Lapeña y yo, de manera personal. Mientras tanto se realizó un detenido estudio de viabilidad y máximo aprovechamiento de la sala. En los días de descanso semanal de la compañía titular estaba prevista la presentación y explotación de otros espectáculos, así como el aprovechamiento matinal de la sala: representaciones de tipo infantil los fines de semana, y otras actuaciones en estudio. Como se trataba de presentar una nueva forma de hacer teatro totalmente original y desconocida en España y, en definitiva, aportar un nuevo local al panorama teatral madrileño, se tenía previsto solicitar la correspondiente ayuda y subvenciones a los organismos competentes. Tardaron algo menos de un mes en citarnos a una reunión que se celebró el 16 de julio con el gerente, señor Martín; tras perfilar algunos detalles se nos comunica que la respuesta se aplaza hasta finales de agosto. Al final la decisión fue negativa, pues a alguno de sus socios no le pareció interesante ceder el local, prefirieron seguir explotando su negocio y nosotros nos encontramos con el problema de tener que empezar de nuevo.

De ninguna manera produjo desánimo en nuestra decisión. Iniciamos nuevamente la búsqueda de local, pero el “Teatro Circular” necesitaba unas características específi cas que no resultaban fáciles de conseguir.